
No profanar el sueño de los muertos (1974), de Jorge Grau
Zombi: «Voz de origen africano occidental, introducida en español a través del inglés, que significa ‘cadáver reanimado mediante prácticas de brujería’». Sí, esta acepción sería la más “correcta”. Pero para muchos de nosotros el zombi no sólo ha salido de una maldición o a través de la magia negra, a veces no tiene explicación, y otras tantas es por un virus, productos químicos o la radiación. Estos últimos orígenes se han usado bastante, como en la genial y divertida ‘El regreso de los Muertos Vivientes’ de Dan O’Bannon. Pero si vamos para atrás en el tiempo, veremos que una de las primeras películas que lo usó fue ‘No profanar el sueño de los muertos’ (Jorge Grau, 1974), una cinta que aportó mucho más que eso al cine de zombis.
‘No profanar el sueño de los muertos’ y los zombis en el Fantaterror
«Algo extraño pasa en las afueras de Mánchester. Al verse implicados en un accidente de moto, Edna (Cristina Galbó) y George (Ray Lovelock) se ven envueltos en una sórdida pesadilla al descubrir que los muertos comienzan a despertar a causa de las radiaciones de una máquina de ultrasonidos que el gobierno acaba de autorizar para eliminar insectos y bichos de los campos de cosecha.»
Como he comentado, da igual de donde venga el origen etimológico, tradicional o la leyenda del zombi, en el cine nos lo mostrado diferentes leyendas, formas, estilos, o dependiendo del país o director. Ya sea las primeras apariciones gracias a Jacques Tourneur (‘Yo anduve con un zombie’, 1943), o sobre todo a George A. Romero con ‘La noche de los muertos vivientes’ (1968) y toda su saga. Italia lo explotó bastante ‘Nueva York bajo el terror de los zombies’ (1978) de Lucio Fulci, sería una de tantas. Y uno de los países que más recientemente ha resucitado (valga la redundancia) el género, ha sido Corea del Sur gracias a ‘Train to Busan’ (Yeong Sang-ho, 2016).

En el Fantaterror español nos remontamos bastante atrás, al año 1972 donde encontraríamos la primera película española de zombis, ‘La noche del terror ciego’, donde Amando de Ossorio comenzaría su saga de los Zombis Templarios, y que continuaría con ‘El ataque de los muertos sin ojos’ (1973), ‘El buque maldito’ (1974) y ‘La noche de las Gaviotas’ (1975). Pero tampoco serían unos zombis en su forma más conocida, ya que son otro tipo de seres inmortales.
Mientras esta saga estaba en marcha, se estrenó ‘No profanar el sueño de los muertos’, con un guión —a cargo de Sandro Continenza (‘Ceremonia Sangrienta’, ‘Aquel maldito tren blindado’)— que casi estaba pensado como remake/explotación de la película de Romero, sobre todo en la mente del productor Edmondo Amati. Jorge Grau hizo bastantes cambios y otro punto de vista, y se acabó convirtiendo en una película de personalidad propia.

La película tuvo gran acogida en el Festival de Sitges de 1974, llevándose el premio a mejores efectos especiales, y mejor actriz para Cristina Galbó. Y sin duda bien merecidos, además convertirse en una cinta de culto para el Fantaterror.
Zombis, sangre, y eco terror
‘No profanar el sueño de los muertos’ tarda un poco en arrancar, pero ya cuando aparece el primer zombi (que recuerda a la primera aparición de ‘La noche de los muertos vivientes’) ya empieza a inquietarte. Poco a poco van apareciendo algunos más, y gracias a su gran atmósfera y su tensión, consigue meterte de lleno en la película. Todo esto irá aumentando junto a su sangre y salvajismo, dándolo todo en un tramo final bestial en la morgue. Y ojo a su final. Brutal.

Aquí no veremos zombis con ese exagerado maquillaje de zombis putrefactos, con partes que se le caen, que se les vea las entrañas y huesos, o tipo etruscos y arenosos. Este maquillaje nos muestra a zombis que han muerto hacen poco, y no les ha dado tiempo a pudrirse. Pero esos ojos inyectados en sangre, donde todavía se ve algo de humanidad (aunque sea odio, tristeza o hambre), con algo de inteligencia, los restos de cómo han muerto —como esa soga que lleva el primero—, o las marcas de una reciente autopsia, nos dará el mismo mal rollo. Ese toque tan real les hace bastante inquietantes. Esto no sería posible sin un artesano del maquillaje Giannetto De Rossi (‘Nueva York bajo el terror de los zombies’, ‘ El más allá’, ‘Alta tensión’).
El hecho de que la película fuera en color hizo que trabajasen muy bien la sangre. Aquí es bastante oscura de la que se veía en muchas películas de terror, y algo menos espesa diría. Desde luego consigue un gran efecto. Aquí vemos una escena que se repetiría años más tarde en ‘El día de los muertos vivientes’ (George A. Romero, 1985), cuando uno de los personajes será abierto en canal por los zombies, y se le irán comiendo las tripas. Y como he comentado, lo que ocurrirá en la morgue, es brutal.

El rodaje de exteriores tuvo lugar en Inglaterra, mientras que los interiores se rodaron España, y la escena de las catacumbas en Roma. No se puede negar ese toque europeo en cada plano. La banda sonora está a cargo de Giuliano Sorgini que consigue aumentar la tensión en mucho momentos. Y añadir que el propio Jorge Grau ayudó bastante en la música, pero sobre todo en por la voz de los zombis, ya que fue él mismo quien los dobló.
Al igual que en la de Romero hay una crítica social, en ‘No profanar el sueño de los muertos’ también vamos a encontrarla. Aquí con un mensaje más ecológico. Ya veremos como el protagonista se queja de esa máquina que acaba con las plagas de una forma más cruel, y que al mismo tiempo hace que revivan los muertos, como una especie de venganza telúrica se tratara. Y también veremos una gran rebeldía hacia esas figuras de autoridad algo anticuadas, la temible adicción a las drogas, y también los prejuicios que se tiene a las nuevas generaciones. Sin duda se notan los años 70.

También hay que destacar unos personajes muy bien definidos y construidos, que se adaptan a cada momento de la trama, y sin necesidad de un gran arco de evolución.
Los dos protagonistas hacen grandes actuaciones. Por un lado, el rebelde George Meaning, interpretado por Ray Lovelock (‘El violinista en el tejado’), que ya no sólo intenta luchar contra los zombis, sino contra los prejuicios que se tienen hacia su persona y estilo de vida, y contra ese policía que la tiene tomada con él. Le acompañará la maravillosa Cristina Galbó (‘¿Qué habéis hecho con Solange?’), interpretando a Edna, a la primera testigo del alzamiento zombi, y a la que no harán caso. Tiene muy buenos momentos, pero el final me pareció brutal.

Hay que destacar a Arthur Kennedy (‘Lawrence de Arabia’) como ese inspector de policía bastante fascista y que está más obsesionado con meter en la cárcel a George y Edna, que en todo lo que está ocurriendo. Y sin olvidar a Fernando Hilbeck (‘Los señores del acero’) como ese primer zombi que veremos, con una mirada salvaje y de ocio, pero al mismo tiempo triste, como si supiera en qué se ha convertido.
Conclusión
VALORACIÓN: 8
Película indispensable para el Fantaterror español y del cine de zombis. Veremos unos muertos vivientes que nos les hace falta maquillaje extremos para inquietarnos y dejarnos mal cuerpo, y con algunas escenas llenas de tensión, con una gran ambientación, y un tramo final brutal.
Es una pena que ‘No profanar el sueño de los muertos’ fuera la última incursión en el terror de Jorge Grau —que ya nos había traído ‘Ceremonia Sangrienta’—, porque podríamos haber disfrutado de grandes películas del género.
Ficha técnica
Título original: Non si deve profanare il sonno dei morti (Living Dead at the Manchester Morgue)
Año: 1974
Duración: 93 min.
País: España-Italia
Director: Jorge Grau
Guión: Sandro Continenza, Marcello Coscia, Juan Cobos
Reparto: Ray Lovelock, Cristina Galbó, Arthur Kennedy, José Lifante, Jeannine Mestre, Fernando Hillbeck.
Música: Giuliano Sorgini
Fotografía: Francisco Sempere