
La princesa Mononoke, de Hayao Miyazaki
Como todo el mundo sabe, hay películas son historia del cine, o se convierten en leyenda por crear algo maravilloso. Esto fue algo que ya comenté en ‘Nausicaä del Valle del Viento’ (1984), de Hayao Miyazaki, la película que hizo que naciera el maravilloso Studio Ghibli. La única manera de superar a una película que consiguió eso, era hacer una obra de arte. Y tengo más que claro, por lo que siento al verla, que ‘La Princesa Mononoke’ es una de las grandes obras maestras del cine.
Creando a la princesa Mononoke
«Mientras protege a su pueblo de un furioso dios-verraco, el joven guerrero Ashitaka se aflige con una maldición mortal. Para encontrar la cura que salvará su vida, viaja a las profundidades sagradas del reino del Gran Bosque, donde se encuentra con San (la princesa Mononoke), una chica criada por lobos. No pasa mucho tiempo antes de que Ashitaka se encuentre atrapado en medio de una batalla entre humanos que exploran el mineral de hierro y los habitantes del bosque. Debe convocar a los poderes espirituales y todo su coraje para evitar que el hombre y la naturaleza se destruyan unos a otros.»
‘La princesa Mononoke’ no surgió de un día para otro, ni era tan sólo una idea clara, se hizo cuando tenía que hacerse. Según el productor Toshio Suzuki, Miyazaki estaba posponiendo demasiado este proyecto, así que tuvo que convencerle que ya era el momento adecuado para que hiciera la película. Esto fue en 1995. Incluso dijo a Miyazaki que ya era algo mayor para hacer una película de animación con tanta acción, y que si esperaba mucho, quizá no estaría capacitado. Eso sí que son ánimos.

Y menos mal que se pusieron manos a la obra, porque terminar esta obra maestra les costó dos años de arduo trabajo para todo el Studio Ghibli, y de sensei Miyazaki. Eso sin contar que fue uno de los animes más caros hasta la fecha.
La idea era totalmente nueva, pero ya se habían plantado semillas años antes y que germinarían unos 15 años después. Parte de la trama se pensó durante ‘Nausicaä del Valle del Viento’, y también se inspiró en la isla Yaku y en su bosque, para crear el mundo donde transcurría la historia. También estamos ante la única película de Miyazaki que transcurre en el Japón feudal.
Si nos remontamos más en el tiempo, nos encontramos un libro ilustrado de Miyazaki llamado ‘Princess Mononoke’ (1980). Sólo se parece en el título, porque si le echáis un vistazo, veréis que influyó más, visualmente hablando, a ‘Mi vecino Totoro’ o ‘El viaje de Chihiro’. También hizo otro manga llamado ‘Journey’s Shuna’. Que de ahí salió la idea de Ashitaka, Yakul (el ciervo), y algo de la estructura de la película.

Pero eso sólo son nombres y algún boceto que se cogió prestado a sí mismo. Lo importante fue la imaginación, los sentimientos, ganas y el trabajo duro del maestro, junto a todo el Studio Ghibli, para crear esta película. Todo esto, se nota de principio a fin en esta película.
Y como dato extra. ‘La princesa Mononoke’ fue distribuida por Disney en el resto de países, pero no fueron fáciles las negociaciones. Ghibli ya escarmentó con los cortes y censura que hicieron años antes con ‘Nausicaä del Valle del Viento’ en la distribución por occidente. Así que, para Weinstein no tocara ningún fotograma de ‘La princesa Mononoke’, Toshio le envió un paquete con una katana y un mensaje que decía: “SIN CORTES”. Creo que el mensaje quedó bastante claro.
Trabajo en equipo: Artesanía y diseño
‘La princesa Mononoke’ fue un trabajo duro de todo el mundo. Más de 40 animadores e ilustradores hicieron posible esta increíble historia.
Todo ese equipo de ilustradores, pintores, diseñadores, animadores, llegaron hacer un total de 150.000 fotogramas. Pero ojo, que Miyazaki supervisó más de la mitad, y los retocó personalmente. Llegando a terminar alguna secuencia. Fue tan minucioso, que se fijaba en los movimientos del pelo, o en un color de algún objeto que a lo mejor sólo saldría 2 segundos en pantalla. Increíble.

Los fondos fueron creados por 5 artistas importantes, y que además eran jefes de diferentes grupos de ilustradores. Cada uno se encargó de un tipo de localización, ya fuera el bosque, la Ciudad del Hierro, canteras y acantilados… Esto hacía que la iluminación, la composición, o el color, estuviera controlado en cada momento. Una maravilla del arte gráfico y del trabajo minucioso. También vigilando que el ritmo de la animación y la narrativa, fuera perfecto.
‘La princesa Mononoke’ es un gran ejemplo de lo bien que funciona la animación tradicional junto a la generada por ordenador. Aquí se usó el ordenador para algunos momentos clave, como los gusanos de criatura diabólica, los gusanos, el Espíritu del Bosque, y para algunos movimientos de cámara. También se conseguía grandes efectos de velocidad en el movimiento, y se usaba para algunos retoques de iluminación.
El trabajo en equipo, y la minuciosidad y pasión de Miyazaki, crearon una película donde cada árbol, piedra, casa, localización, animal y criatura del bosque, y a los protagonistas, nos deleitaran la vista en cada fotograma.

A esas maravillosas imágenes, hay que sumarle la mágica banda sonora de Joe Hisaishi. El compositor ya había trabajado con Miyazaki, y para crear la banda sonora tenía de base los apuntes del propio Miyazaki. Allí se expresaban más los sentimientos de una escena o momento, que la propia acción.
Uno de los temas principales es interpretado por Mera, que nos ofrece una canción preciosa. Comienza casi cantada en susurros, con un tono suave, hasta llegar a uno con más emoción in crescendo. Una canción que expresa todos los sentimientos de Ashitaka.
La princesa Mononoke, una oda a la naturaleza y a la paz
Miyazaki nos cuenta una historia magnífica llena de acción, misterio, magia, tradiciones, espíritus, y de mucha humanidad. Como ya sabéis, Miyazaki siempre se ha preocupado por la naturaleza y el medio ambiente (ya se nota en ‘Nausicaä del Valle del Viento’), pero aquí no sólo multiplica ese mensaje, sino que añade algo importante: la unión y el respeto que hay que tener con la naturaleza, al entendimiento y la paz, y que todos los seres vivos vivimos bajo el mismo cielo.

Además de ese mensaje naturalista maravilloso, también deja claro que el odio no lleva a ningún lado. El protagonista, Ashitaka, lleva una maldición en el brazo, que lo simboliza. Cada vez que usa el arco para atacar, la marca crece o reacciona ante ese odio y violencia. Él mismo lo dice al enseñar su marca: “Esta es la imagen del odio que a veces se apodera del ser humano.”

Todo este mensaje viene de un pensamiento tan inocente, y para tener en cuenta, como el que pronuncia Ashitaka “¿Por qué no podemos convivir los humanos y el bosque?”. Una pregunta que por desgracia es incontestable.
Dioses, animales, humanos, naturaleza y progreso
Nosotros acompañaremos a Ashitaka a esta guerra entre humanos y habitantes del bosque. Él será un testigo neutral, e intentará poner de su parte para que esa guerra no se libre. Escuchará a ambas mujeres, a San y a Lady Eboshi, para comprender el porqué de esta guerra. Es un chico valiente que hará todo lo posible para salvar a todo el mundo.

Y tenemos a la maravillosa, feroz, y salvaje San, o la princesa Mononoke. Mononoke significa “espíritu vengativo”, que es como la llaman los humanos. Excepto los que ven algo más, como su familia y Ashitaka, que son los únicos que la llaman por su nombre. San es una chica impetuosa y orgullosa. Muchas de sus decisiones se verán afectadas por esa personalidad. Pero tiene un gran corazón, y todo lo hace para proteger lo que más ama: el bosque y su familia lobo. Ni ella misma se considera humana por el odio y rencor que siente hacia los humanos por todo lo que han hecho.

No podemos olvidarnos de Lady Eboshi. Un personaje con más matices de lo que puede parecer. Está claro que ella está a favor del progreso, pero por desgracia el camino que ha elegido no sería el correcto. Su obsesión está acabando con la naturaleza que la rodea sólo para conseguir el hierro que necesita. Pero hay que tener en cuenta que es una mujer que se preocupa por todo su pueblo, rescatando a mujeres que estaban en burdeles, o dándoles una oportunidad de trabajar a leprosos abandonados a su suerte.

Otro de los personajes centrales sería el Espíritu del Bosque. Que da la vida, protege a los animales y naturaleza, pero también puede ser devastador, implacable, y dar la muerte. Y no nos podemos olvidar a la familia de San, el Clan de los Lobos. Compuesto para la feroz y sabia Moro, la madre Lobo, y sus hijos. Una familia (incluyendo a San) que protegerá el bosque a cualquier precio. Son animales, y salvajes claro, pero no quita que tengan sentimientos protectores y fraternales.
Conclusión
‘La princesa Mononoke’ es una increíble película llena de aventuras, acción, magia, y unos personajes maravillosos. No me canso de ver esta oda a la naturaleza. No sólo la considero la mejor de Hayao Miyazaki, sino que la coloco entre mis favoritas de la historia del cine.
Su animación, historia, personajes, diseño, narración, mensaje… además de ser increíbles, surgieron de un sueño, ilusión, trabajo duro, y muchas ganas. Y para mí, todo esto y más, es lo que la convierte en la obra maestra del cine de animación.

Ficha Técnica
- Título original: Mononoke-hime
- Año: 1997
- Duración: 133 min.
- País: Japón
- Director: Hayao Miyazaki
- Guión: Hayao Miyazaki
- Reparto: Yuriko Ishida, Yôji Matsuda, Akihiro Miwa, Yûko Tanaka
- Música: Joe Hisaishi
- Fotografía: Animación