
La Novia de Frankenstein (1935), de James Whale
Al final no he encontrado otra manera de empezar esta entrada que no sea con «Hay películas que rompen aquello de: Nunca segundas partes fueron buenas…». Pero es que, al hablar de ‘La novia de Frankenstein’ (1935), de James Whale, se debe acompañar con esa coletilla. Y además, no sólo estamos hablando que es una de las “primeras” segundas partes que estaba al nivel de la original, sino que llegó a superar a su predecesora en muchos aspectos.
La novia de Frankenstein: “Todo empezó en una noche de tormenta…”
«El Dr. Frankenstein y su monstruo resulta que están vivos, y no muertos como se creía. Frankenstein ya no quiere volver a hacer experimentos malvados, pero cuando un científico loco, el Dr. Pretorius, secuestra a su esposa, el Dr. Frankenstein acepta ayudarlo a crear una nueva criatura. Esta vez se trata de una mujer, para que sea la compañera del monstruo.»

James Whale (‘El hombre invisible’, ‘El caserón de las sombras’) dirigió cuatro años después de ‘Frankenstein’, esta secuela. En realidad, Whale no estaba interesando en dirigirla, así que gran parte de esos años hubo intentos de convencerle, mientras se barajaban otros nombres. Al final aceptó. Pero eso sí, a cambio de tener libertad creativa y artística total.
El director nos introduce en la película con un prólogo donde podemos ver la historia (algo resumida) de la creación de la novela de ‘Frankenstein, o el moderno Prometeo’, de Mary Shelley. Veremos aquella noche de tormenta en la casa de Lord Byron, donde una jovencísima Mary Shelley ganó la apuesta de hacer el relato más terrorífico contra el propio Byron, y el prometido de ella, Percy Shelley (aunque nos faltaría a Polidori, que tuvo la idea para escribir ‘The Vampyr’, el primer vampiro romántico). Este prólogo también nos sirve de resumen de la primera parte.

En ‘La novia de Frankenstein’ es fácil de ver que está dividida en tres partes. Primero, esa introducción donde también veremos la presentación del Dr. Pretorius y su encuentro con Frankenstein. Después, se centra algo más en las vivencias del Monstruo, y su intento de buscar una amistad. Y el último tramo, todo lo que concierne a la creación de la Novia.

Hay que reconocer que Whale explica mucho, en poco tiempo. Ya no sólo estamos ante una película de terror, sino que es una película que habla sobre el rechazo, los prejuicios, la búsqueda del amor, el deseo… Algunas cosas salen en la novela, pero otras está claro que son pensamientos y sentimientos del propio Whale, reflejando lo que sufrió durante su vida por su orientación sexual.
La novia de Frankenstein: Icono del terror
Pero Whale supo hacer algo más que darle un buen ritmo y narración a toda esa trama. La puesta en escena, los decorados, el uso de la iluminación y la cámara, los efectos especiales y muchos momentos de personajes, pasarían a la historia del cine.

Como ya hizo con ‘Frankenstein’ y ‘El hombre invisible’, la puesta en escena sigue siendo casi teatral, de esta manera hacía que se notara que se estaba ante una historia de ficción. Los decorados siguen siendo maravillosos: la mansión, el cementerio, las catacumbas o el laboratorio, me chiflan. El pasado del director como escenógrafo teatral está presente. Y desde luego da un ambiente brutal junto a las sombras e iluminación. Que, por mi parte y con todos los respetos hacia la original, con todo esto ya la supera.
El maquillaje del Monstruo creado por Jack Pierce, sigue siendo inolvidable. Pero el más famoso fue el que se le aplicó a Elsa Lanchester para convertirla en la Novia del Monstruo. A ese peinado y maquillaje, le bastaron cinco minutos escasos en pantalla para que se convirtiera en una leyenda e icono del cine de terror.

Los efectos especiales también me parecen geniales para la época. Ya no sólo el maquillaje magnífico, explosiones o derrumbamientos, sino por esas criaturas diminutas —unos homúnculos—, creadas por el Dr. Pretorius. Unas personitas pequeñas que caben en unos tarros de cristal. Whale demostrando que entendía bien el uso de los efectos especiales para una película de estas características, como ya demostró en ‘El hombre invisible’.
‘La novia de Frankenstein’ también tiene algunas similitudes con la novela, quizá alguna más que la anterior. Por ejemplo, ya vemos como la criatura empieza a hablar (algo que no le hizo mucha gracia a Boris Karloff), y más intentos por su parte de relacionarse con las personas. Se va “humanizando” más, y también aumentan sus sentimientos y deseos. Aunque quizá no tiene esa vena de sed venganza y rencorosa de la novela. Dejando ese rol de maldad al Dr. Pretorius.

Como curiosidad, en esta película sí que se le llama Frankenstein al monstruo, usado más como apodo que otra cosa. Es quizá parte de la explicación de porqué ha quedado muchas veces en el subconsciente de la gente, y por eso siempre ha habido ese lapsus con el nombre.
Monstruos y mad doctors
Todas las actuaciones también me parecen geniales. Normalmente Whale creaba un gran ambiente de trabajo en el set de rodaje. Pero aquí el ambiente estaba enrarecido porque ya no se hablaba con Boris Karloff desde ‘El caserón de las sombras’. Una disputa que incluso hizo que Whale no contara con Karloff para protagonizar ‘El hombre invisible’. Pero, aun así, el film llegó a buen término.

Boris Karloff vuelve como un gran Monstruo, dotándole de mucha más humanidad. No sólo porque habla (y eso que a Karloff no le hacía gracias que hablara), sino también por sus momentos en pantalla, sus gestos y la interacción con los demás, consigue que empaticemos con él.
La Novia está interpretada por la magnífica Elsa Lanchester (‘Testigo de cargo’, ‘Un cadáver a los postres’), que también hace el papel de Mary Shelley al principio de la cinta. Los pocos minutos que sale como la Novia, está increíble. Esos movimientos secos, casi de un insecto o animal mirando con curiosidad todo lo que la rodea, y esa expresión y grito de espanto al ver al Monstruo, son magníficos.

También volvió Colin Clive como el doctor Frankenstein. Aquí ya vemos a alguien que no quiere volver a jugar a ser Dios, pero la influencia de Pretorius, y el secuestro de su mujer, no le deja otra. El papel está igual de bien, mostrándonos esa lucha interna. Según se decía, Colin iba casi siempre borracho al set, pero a Whale le dio igual porque le daba un buen toque histérico a la interpretación.
Como a Dr. Pretorius tenemos a Ernest Thesiger. Nos ofrece un mad doctor de manual, muy inteligente, pero le falto un poco para ser un genio. Eso sí, es un manipulador extraordinario, llegando a convencer al Dr. Frankenstein y al propio Monstruo, para que hagan lo que él quiera.

Y, por último, y no menos importante, está Una O’Connor. Nos ofrece una actuación que nos exaspera, y justamente es parte de su encanto. Su histerismo (e histrionismo) son momentos de oro, que te sacan una sonrisa, o a algunas personas, les puede sacar de la película. Whale vuelve a usar el humor sarcástico, como ya hizo en ‘El hombre invisible’, y al igual que en esa película, volvió a contar con esta actriz. Adorablemente histérica.
Conclusión
‘La novia de Frankenstein’ es una película de terror y ciencia ficción, donde no falta el drama y el humor. Una película donde hay que dejarse llevar por su historia.
No busquéis parecidos a la novela, simplemente disfrutad de una buena historia, de una puesta en escena brutal, y de unos personajes carismáticos e inolvidables. Y además estamos ante una de las primeras cintas que entró en el club de “Segundas partes que pueden superar a la original”. La última película de terror de James Whale, es historia del cine.
Ficha técnica
- Título original: The Bride of Frankenstein
- Año: 1935
- Duración: 75 min.
- País: EEUU
- Director: James Whale
- Guión: John L. Balderson, William Hurlbut (Basado en la novela ‘Frankenstein, o el moderno Prometeo’ de Mary W. Shelley
- Reparto: Boris Karloff, Colin Clive, Elsa Lanchester, Valerie Hobson, Ernest Thesiger
- Música: Franz Waxman
- Fotografía: John J. Mescall