
Juego de Tronos, la temporada final
El año 2019 se está convirtiendo en el año que está cerrando las etapas más importantes del cine y televisión de esta década. En el cine, tenemos ‘Vengadores: Endgame’, que ha cerrado uno de los mayores eventos cinematográficos de la historia. Ahora, le ha tocado a ‘Juego de Tronos‘, con su octava y última temporada.
Juego de Tronos, una jugada rápida
Todo lo de aquí es mi opinión personal y la sensación que me ha dado. No haré análisis de todo porque os habréis encontrado ya muchos. Y claro está, todo lleno de SPOILERS.
Antes todo decir que el final no me ha disgustado. Que la mayoría de los personajes sigan su camino de diferentes formas, más o menos me vale, es algo típico en este género.
Los cambios de ritmo durante la temporada, una cierta falta de mimo y el detallismo que tenía sus primeras temporadas, y las transformaciones (fuera de lugar) que han sufrido algunos personajes, ha hecho que no termine de emocionarme o no sentir una sensación de vacío cuando terminó. Aunque eso lo arrastraba de la temporada anterior.

Estábamos ante «LA SERIE» de la década, y creo que ha faltado algo. Nos merecíamos más explicaciones. El uso del fanservice no está tan mal, pero mirando en retrospectiva, te das cuenta que era algo que se la soplaba a ‘Juego de Tronos’. Iba a lo que iba y te gustaba pasara lo que pasara, pero todo estaba muy bien pensado, y fiel al espíritu de la serie. En esta temporada te lo sirven todo en plan: «Toma, es lo que hay», muy alejado del tono y las maneras que hemos estado viendo, y nos lo tragamos acompañado de escenas curradas.
La aparición estelar (y fugaz) de los Caminantes Blancos
Paso directamente al segundo capítulo que para mí es uno de los dos mejores. Es la tranquilidad que precede a la tormenta. Los encuentros, asuntos pendientes, confesiones importantes e incluso el perdón, es lo que mueve el capítulo. Los personajes se preparan para lo que quizá son sus últimos días, y no quieren dejar nada atrás. Yo resalto la reunión alrededor de la chimenea. Una maravilla ver como la gente que se llevaron mal en su momento, ahora se convierten en compañeros de armas. Y el momento de armar caballero a Brienne de Tarth, un gran punto.
Poco después ya se oye el sonido del cuerno. Llega el momento de la BATALLA de Invernalia.

Todo el tercer capítulo es la lucha contra los Caminantes Blancos y el Rey de la Noche. Creíamos que era el evento más importante que iba a ocurrir después de siete temporadas preparándonos. Pero yo lo siento mucho, esto debería haber sido algo ÉPICO visualmente. No puede ser que se viera a oscuras, y con un montaje atropellado. ¿Qué es para dar la sensación de agobio? Yo al menos no lo sentí, ni pienso que fuera por eso.
Los años, cambios de guionistas/directores y el presupuesto, es lo que creo que está detrás de esta batalla. Me quedo con las persecuciones dentro de palacio con Arya, y las muertes heroicas de algún secundario, que son chapó. Theon Greyjoy tuvo un gran final, se merecía esa redención. Pero tampoco mueren muchos más y sin sorpresas en ese sentido.

Después de horas y años hablando del Rey de la Noche (que además ‘Juego de Tronos’ empieza con esa trama) le vemos sólo 10 minutos casi a a cámara lenta, creando una expectación, para que la inesperada aparición de Arya —en este momento todo el mundo sabía que iba a aparecer alguien, aunque quizá no quién—, acabe con él con una apuñalada, y que ese MAL desaparezca en 5 segundos…, a mí no me valió. En el momento que aparece Arya, ya sabes que acabará con él. Ese golpe de efecto de dejar caer la daga, no me creó una tensión dramática de suspense.
En el cuarto capítulo veremos el adiós a los que cayeron y las despedidas de algunos de los personajes. Y excepto por un par de frases y algún discurso, se olvidan enseguida del arco argumental de los Caminantes. Estos son los cambios de ritmo que no me gustan. Algunas cosas ocurren de manera rápida, y otras lentas, sin dejarte digerir esa matanza que ha sufrido el Norte.

En vez de las consecuencias de la batalla, nos muestran una fiesta ocupada mayormente por beber cerveza, el juego de beber de «Verdad o Acción» o la aparición de Bronn. Todo eso no sirve para nada, así de claro. Pero a lo largo del capítulo, a cuenta gotas, veremos las semillas que germinarán en el siguiente capítulo. Miradas, conversaciones, secretos y susurros, elecciones de bando, con algún momento dramático y muerte.
Juego de Tronos, la Canción de Hielo y Fuego
El quinto capítulo es también uno de mis preferidos. Del hielo, pasamos al fuego.
Aquí veo un cambio bastante importante en personajes como Tyrion o Varys. Las elecciones que hacen, o como actúan, están muy alejadas de como nos lo presentaban siempre. Son quizá los más inteligentes de la serie, y tanto uno como otro la cagan y casi sin usar la cabeza.
Jon va muy perdido con su sentido común, honor y el amor. Además, durante la mitad del episodio casi sólo le vemos poniendo caras e intentando evitar el desastre.

Y entonces, empieza la purga de Desembarco. Hay que reconocer el momento en que Daenerys está sobre el dragón sobre el muro, es la mejor actuación que ha tenido Emilia Clarke en toda la serie. Su expresión antes de la masacre, es brutal. Me mantuvo la tensión porque no sabía que iba hacer. Cuando parece que va a atacar la torre donde está Cersei, empieza a arrasar la ciudad, matando soldados, niños y mujeres por igual. Bestial.

Arya ya tuvo su momento, así que aquí no le dan mucha cancha. La despedida con Sandor «El Perro» Clegane, es bastante emotiva. Para mí es quizá la mejor pareja de colegas, hermanos y hasta padre-hija, de la serie. Pero siendo tan dura como es Arya, se rinde fácilmente. A cambio vemos a través de sus ojos la carnicería y el horror de la guerra. Maisie Williams está increíble en ese momento.
El momento y la pedazo imagen que nos deja el enfrentamiento entre El Perro y su hermano, La Montaña, es de ilustración de la más pura fantasía medieval. Una lucha de Titanes. Un final bastante digno (y a la vez triste) para Sandor.

Cosa que no se puede decir de Jaime y Cersei. A Cersei casi sólo la hemos visto mirando por la ventana y bebiendo vino. Cuando por fin escapa, ya ve que no tiene salida. En la huida se encuentra con Jaime (que viene de un combate gratuito contra Euron Greyjoy), se abrazan y les cae el techo encima. Se merecían mucho más.
El día después…
Y llegamos al capítulo final. La primera mitad es brutal en cuanto a fotografía. Nos lo presenta como un escenario post-apocalíptico, como si una guerra nuclear hubiera arrasado con todo. Tonos grises y apagados, la ceniza inundando la ciudad, cuerpos quemados y personas todavía agonizando… devastador.

Entonces aparece por primera vez Daenerys desde que empezó a quemar todo. El plano de Jon subiendo la escalinata es genial. Pero cuando vemos a Daenerys, y el dragón despliega las alas detrás suyo, es cuando nos damos cuenta que es «La Reina Dragón». Que maravilla de imagen. Además, ya vemos que su tono y mensaje es muy diferente de pocos capítulos antes. Nos presenta a sus huestes como unas tropas nazis, y ella dando el discurso de que también «liberará» a los otros reinos como ha hecho con éste.
Tyrion se rebela contra ella y es apresado. En la celda, tiene un conversación con Jon sobre Daenerys que es bastante reveladora. Cuando habla sobre ella, nos damos cuenta que nunca ha negociado ni perdonado a nadie, no ha conocido otra forma de gobernar o «liberar» a los pueblos. El fuego siempre era su sentencia.

Ahora llega uno de los momentos que me sorprendió. Jon apuñala a Daenerys mientras la besa. No sé… para lo enamorado que estaba, y que viendo lo que vio y que casi la seguía apoyando, Tyrion tardó poco en convencerle. Me lo tendré que creer si me lo dicen los guionistas. Yo no veo a Jon matando de esa manera. Después aparece Drogon. Ve el percal, y en un ataque de rabia quema el Trono de Hierro.

La pregunta es: ¿Lo quema por simple rabia y porque no puede matar a Jon al ser un Targayren? ¿O es el dragón filosófico que ve que el culpable es un trozo de hierro para sentarse? Yo creo que es pura rabia, y que quema el trono para nosotros y pensar: «Oooooh, todo es por culpa de buscar sentarse en el Trono de Hierro«… ya lo sabemos, no seáis tan directos.
Juego de Tronos: Deux ex Machina
Una elipsis temporal de dos semanas, que está marcada por la barba de Tyrion. Empezamos en por qué ocurre todo esto y por qué esos personajes lo permiten. Primero tenemos a Gusano Gris que ha dejado con vida a Jon y Tyrion. No sé, que el dragón no mate a Jon lo puedo dejar pasar. Pero Gusano Gris, los Inmaculados o los Dothraki se los hubieran cargado nada más ver que no está Daenerys. Y después, Gusano Gris no deja hablar a Tyrion porque es su prisionero, pero al final no para de hacerlo y consigue que elijan a Bran como rey.

El rey es elegido por sus hermanas, sus amigos, aliados, un ex-cuñado, etc… Según decía el Cuervo de Tres Ojos, no podía inmiscuirse en nada, pero bien que dice «¿Por qué crees que vine hasta aquí?» Chulería, y sacada de la manga. Y además, los Inmaculados castigan a Jon enviándolo a la Guardia de la Noche, donde más cómodo se siente. Tyrion es nombrado Mano del rey delante de sus narices, y al final les convencen para que se vayan a una isla… Aquí si ha habido un Juego de Tronos.

Tenemos a Sansa se corona Reina del Norte, Arya se va a descubrir mundos, Jon con sus colegas más allá del muro y Bran rey de los seis reinos. Y todos los demás secundarios, Brienne, Samwell, Bronn, etc, se quedan con Tyrion tomando copas y hablando de burdeles. Hace poco (sobre todo para el público) han masacrado toda una ciudad y matado a Daenerys, un poco de seriedad no estaría mal. Y con todo lo malo que ha ocurrido, es un final bastante feliz. Algo bastante fuera de lugar por como ha ido toda la serie.
Conclusión
A mí no me ha desagrado lo QUE ha ocurrido al final. Sino el COMO se ha contado. Las prisas nunca serán buenas, e intentar contentar a todo el mundo o meter las sorpresas gratuitas, tampoco. Creo que si hubiera seguido la duración de siempre, 10 episodios por temporada, nos hubiera dejado degustar los buenos momentos, y rellenar esos huecos. De todas maneras, nos han dejado escenas brutales, que junto a las grandes actuaciones y la pedazo banda sonora de Ramin Djawadi crean algunos momentos gloriosos.
Lo que también puedo asegurar es que no me van a quitar todo lo bueno que me llevo de esta serie. Porque han sido 9 años geniales, en los que hemos acompañado a unos personajes increíbles y muy queridos. Así que sólo puedo darle las gracias a Juego de Tronos por todas las sensaciones que nos has traído.
Un comentario en «Juego de Tronos, la temporada final»
Rechazamos por completo los talibanismos, sobre todo los que están amparados en adaptaciones como la que nos ocupa. Si bien, no podemos evitar ser un tanto críticos con el rumbo que tomó la serie de una tiempo a esta parte.
Porque el «trágico» desenlace de Juego de Tronos, así como la marea de críticas que trajo consigo a posteriori, no es tanto un problema que se limite a su última temporada. Es un problema que se extiende desde hace varios años y que desemboca en una recta final donde las consecuencias brillan por su ausencia.
Un problema amparado en la falta de una fuente original.
Es la muestra fehaciente de que David Benioff y D.B. Weiss no son buenos guionistas. Tienen la capacidad de adaptarse, e incluso superarse, cuando disponen de un hilo del que tirar. Por desgracia, desde el momento en el que no cuentan con dicho hilo, esto termina propiciando una falta de coherencia interna en todos los personajes que participan en esta Canción de Hielo y Fuego. Una falta de coherencia que también desemboca en situaciones que no casan con la otrora forma de ser de los susodichos. No existe una evolución, salvando quizá el caso de Sansa Stark, sino que adoptan roles muy distintos.
En pocas palabras. Juego de Tronos aboga por el efectismo y la espectacularidad a costa de perder todo lo demás. Son tantos los valores de producción que atesora que es una lástima que la obra que nos ocupa acabe «arruinada» por culpa de un guión con muchas aristas.
Y nos agarramos a ese entrecomillado porque Juego de Tronos es una experiencia cargada de virtudes. La dirección de muchos episodios brilla con luz propia. Sus actuaciones, exceptuando la de un taciturno Kit Harington y en menor medida la de Emilia Clarke, derrochan talento por los cuatro costados. Tanto es así que nos enamorábamos con cada aparición de Lena Headey o la dualidad entre el Perro y la Montaña.
Al fin y al cabo, todos esos momentos, críticas aparte, van a permanecer en nuestros corazones, independientemente de los elementos que se puedan criticar. Simplemente nos da pena que la serie no haya conseguido alcanzar, desde nuestro punto de vista, el Olimpo de los Dioses.
Un saludo y muy buen artículo